Érase una vez un león que siempre estaba de mal humor porque tenía un dolor de muelas terrible. El pobre, no podía ni cazar y cuando alguna leona de su manada se acercaba para preguntarle qué era lo que le ocurría, siempre se llevaba un rugido de parte del león y salía corriendo por miedo a que la mordiera.
El león se sentía muy triste porque no podía contarle a nadie lo que le ocurría, no era capaz de pronunciar una sola palabra; el dolor de las muelas era cada vez más fuerte e insoportable, por lo que el pobre león se metía dentro de su cueva para poder dormir, pero esto le resultaba imposible.
Un día pasaba por la cueva un pequeño ratón que se fijó en el león y en las posturas que ponía para poder sanar el dolor. El ratón dedujo que al pobre le hacía falta ayuda y él, siendo tan pequeño, podría prestársela. Pero a la vez sentía miedo porque el león podría comérselo. Se armó de valor y fue a prestar ayuda al león. Este, sin dudarlo, la recibió y prometió que no haría daño al ratón mientras estuviera dentro de la boca del león.
Hecho el trato, el ratón se introdujo dentro de la boca del león y vio que un hueso estaba atravesado entre dos de sus muelas. Esta era la causa por la que le dolían tanto. El ratón le sacó el hueso al león y éste, muy agradecido, le prometió que nunca jamás los leones se comerían a los ratones.
MORALEJA: “haz el bien, y no mires a quién”
El objetivo del cuento es hacer el bien. Se intenta que los niños ayuden a los demás compañeros sin importar que no sean amigos, que sean mayores que ellos o de otra raza. Lo que intenta el cuento es enseñar a prestar ayuda a toda aquella gente que lo necesite sin discriminación o apatía. El cuento enseña a los niños a ser buenas personas y a ayudar a sus iguales cuando éstos lo necesiten.
